viernes, 19 de diciembre de 2008
jueves, 18 de diciembre de 2008
Una navidad en el bosque

Erase una vez un bonito pueblo en medio de un frondoso y colorido bosque habitado por unos alegres animales. Cada año, con la caída de las primeras nieves y la llegada de las estrellas de luz, se reunían en torno al Gran Árbol para preparar la Navidad y conocer una de las noticias más esperadas de la temporada.
Todas las actividades que realizaban en aquella Época tenían como objetivo la convivencia, el fomento de la amistad y la diversión. El concurso de cocina, organizado por la Señora Ardilla, hacía las delicias de los más comilones, pues los platos presentados eran degustados al finalizar la competición.
Los más pequeños participaban en la tradicional Carrera de Hielo, que tenía lugar en el lago helado y acudían cada tarde a los ensayos de la Señorita Ciervo, que era la encargada del coro que alegraba con sus villancicos todos los rincones del bosque.
Y, por supuesto, estaba lo mejor noche de todas: la Nochebuena, en la que se representaba una obra de teatro que tenía como tema central la amistad.
El Señor Búho, como director de la escuela de teatro, seleccionaba una pieza de entre todas las que enviaban los animales aspirantes a ser los elegidos para llenar de paz los corazones de los habitantes del bosque, pero ese año:- Bienvenidos todos a la reunión preparatoria de la Navidad, dijo el Señor Búho posado en la rama más robusta del Gran Árbol.
Este año, la elección de la obra ha estado muy reñida porque todas las propuestas eran de gran calidad, pero había que elegir un ganador. Así que sin más demora demos un aplauso al Sr. Conejo, autor de la obra ganadora “Salvemos el bosque”
.- Gracias, gracias, es un honor para mí, exclamaba Conejo entre aplausos.concluyó el Sr. Búho.
Al día siguiente, a la hora convenida, comenzó la selección. Al ser un musical, las pruebas se centraron en las habilidades de canto y baile, pues eran requisitos imprescindibles. La obra contaba la trama de un guardabosque que debía salvar la flora de un malvado leñador, obsesionado con cortar un Árbol milenario y arrasar todo lo que se pusiera en su camino. En su lucha por preservar el entorno natural, el guardabosque contaba la inestimable ayuda de un girasol y de un lirio que ponían su astucia al servicio de la noble causa.
Tras varias horas, los papeles quedaron repartidos de la siguiente manera: el Sr. Oso haría de guardabosques, Castor sería el vil leñador, la Sra. Pata representaría al girasol, y la Sra. Lince, al lirio.
Al principio todo marchaba estupendamente, los actores estaban contentos con sus papeles y trabajaban duro para perfeccionar sus actuaciones, hasta que hizo su aparición el peor de los fantasmas: la envidia.
- Sr. Conejo, creo que Castor tendría que tener un poco más de protagonismo. El leñador está lleno de matices y podríamos crear unos espectaculares efectos especiales que dejarían al público boquiabierto, dijo el Sr. Búho en uno de los ensayos.
-Sí, puede que tengas razón y deba retocar el texto para darle más peso a Castor. Podemos hacer un juego de luces y sombras cada vez que aparezca y realzar su papel.
Ante estas palabras Castor se puso muy contento, pues estaba muy ilusionado con la obra, pero Oso no lo vio con los mismos ojos. Si a Castor le daban más protagonismo, eso significaba que él dejaría de ser el protagonista absoluto, y eso no le gustó nada.
El ensayo del día siguiente fue un caos. En lugar de avanzar, daban pasos hacia atrás. Oso no colaboraba y Castor, que se había dado cuenta de lo que estaba pasando, estuvo muy arisco. Por si fuera poco, el vestuario también había sido fuente de conflictos entre las chicas. La Sra. Pata consideraba que el vestido de la Sra. Lince era más llamativo y que debían haberlo echado a suertes.La tensión en el escenario se podía cortar y desastre no se hizo esperar, y durante el ensayo de la escena final, que reunía a todos los actores en el escenario para interpretar el número final comenzaron a empujarse unos a otros con tal brío que parte del decorado se rompió.
- Orden, orden, pero bueno ¿qué pasa? preguntó Conejo encolerizado. Habéis echado a perder el trabajo de varios días y de todos los que han colaborado en la puesta en escena. Quedan sólo dos días para Nochebuena, pero si tuviéramos más tiempo os echaría a todos de la obra. Se acabó el ensayo por hoy
.Conejo estaba rabioso, no entendía nada. Pero ¿cómo podían pelearse por una cosa así? Al día siguiente los habitantes se despertaron siendo testigos de un acontecimiento terrible: la nieve había desaparecido y las estrellas de luz se habían apagado. ¿Cómo era posible? Asustados, los animales se congregaron alrededor del Gran Árbol, en busca del sabio consejo del Sr. Búho
.- Queridos habitantes del bosque, el espíritu de la Navidad se ha ido, sentenció Búho
.- ¿Y cómo podemos hacer que vuelva? preguntó asustada la Sra. Ardilla.
- Nos vamos a quedar sin Navidad, se oyó decir a un lobezno
.- Hoy es un día muy triste. La envidia ha desatado unas reacciones negativas en cadena. La nieve se ha derretido, las estrellas han dejado de lucir y la obra de teatro peligra.
Oso estaba escuchando tras un arbusto y tenía miedo a salir porque sabía que era el desencadenante de la situación, pero había que ser valiente y afrontar las consecuencias de los propios actos, así que se decidió a salir.
- Lo siento mucho. Si hay algún culpable, ése soy yo. Me cegó la envidia. ¿Qué puedo hacer para enmendar mi error?
- No, no tienes por qué cargar con las culpas tú sólo, yo también he contribuido con mi mal comportamiento. Si sirve de algo yo también lo siento, se lamentó Castor.
- Si te hace ilusión, te cambio el vestido, me importa más tu amistad que un trozo de tela, exclamó la Sra. Lince dándole un abrazo a la Sra. Pata.
- Mirad, ¡está nevando! gritó con entusiasmo una voz.
- Sí y parece que en el cielo brillan de nuevo las estrellas. ¡El espíritu de la Navidad ha vuelto!, se oyó.
Ese año, la Navidad se vivió con mucha intensidad en el bosque, al fin y al cabo estuvieron a punto de perderla para siempre. Habían aprendido la lección y ahora sabían que la envidia cegaba y tenía unos efectos muy negativos que no se podían controlar. Así que para que no se les olvidara nunca construyeron una gran placa de madera que colgaron del Gran Árbol. En ella se podía leer la siguiente inscripción:
Todas las actividades que realizaban en aquella Época tenían como objetivo la convivencia, el fomento de la amistad y la diversión. El concurso de cocina, organizado por la Señora Ardilla, hacía las delicias de los más comilones, pues los platos presentados eran degustados al finalizar la competición.
Los más pequeños participaban en la tradicional Carrera de Hielo, que tenía lugar en el lago helado y acudían cada tarde a los ensayos de la Señorita Ciervo, que era la encargada del coro que alegraba con sus villancicos todos los rincones del bosque.
Y, por supuesto, estaba lo mejor noche de todas: la Nochebuena, en la que se representaba una obra de teatro que tenía como tema central la amistad.
El Señor Búho, como director de la escuela de teatro, seleccionaba una pieza de entre todas las que enviaban los animales aspirantes a ser los elegidos para llenar de paz los corazones de los habitantes del bosque, pero ese año:- Bienvenidos todos a la reunión preparatoria de la Navidad, dijo el Señor Búho posado en la rama más robusta del Gran Árbol.
Este año, la elección de la obra ha estado muy reñida porque todas las propuestas eran de gran calidad, pero había que elegir un ganador. Así que sin más demora demos un aplauso al Sr. Conejo, autor de la obra ganadora “Salvemos el bosque”
.- Gracias, gracias, es un honor para mí, exclamaba Conejo entre aplausos.concluyó el Sr. Búho.
Al día siguiente, a la hora convenida, comenzó la selección. Al ser un musical, las pruebas se centraron en las habilidades de canto y baile, pues eran requisitos imprescindibles. La obra contaba la trama de un guardabosque que debía salvar la flora de un malvado leñador, obsesionado con cortar un Árbol milenario y arrasar todo lo que se pusiera en su camino. En su lucha por preservar el entorno natural, el guardabosque contaba la inestimable ayuda de un girasol y de un lirio que ponían su astucia al servicio de la noble causa.
Tras varias horas, los papeles quedaron repartidos de la siguiente manera: el Sr. Oso haría de guardabosques, Castor sería el vil leñador, la Sra. Pata representaría al girasol, y la Sra. Lince, al lirio.
Al principio todo marchaba estupendamente, los actores estaban contentos con sus papeles y trabajaban duro para perfeccionar sus actuaciones, hasta que hizo su aparición el peor de los fantasmas: la envidia.
- Sr. Conejo, creo que Castor tendría que tener un poco más de protagonismo. El leñador está lleno de matices y podríamos crear unos espectaculares efectos especiales que dejarían al público boquiabierto, dijo el Sr. Búho en uno de los ensayos.
-Sí, puede que tengas razón y deba retocar el texto para darle más peso a Castor. Podemos hacer un juego de luces y sombras cada vez que aparezca y realzar su papel.
Ante estas palabras Castor se puso muy contento, pues estaba muy ilusionado con la obra, pero Oso no lo vio con los mismos ojos. Si a Castor le daban más protagonismo, eso significaba que él dejaría de ser el protagonista absoluto, y eso no le gustó nada.
El ensayo del día siguiente fue un caos. En lugar de avanzar, daban pasos hacia atrás. Oso no colaboraba y Castor, que se había dado cuenta de lo que estaba pasando, estuvo muy arisco. Por si fuera poco, el vestuario también había sido fuente de conflictos entre las chicas. La Sra. Pata consideraba que el vestido de la Sra. Lince era más llamativo y que debían haberlo echado a suertes.La tensión en el escenario se podía cortar y desastre no se hizo esperar, y durante el ensayo de la escena final, que reunía a todos los actores en el escenario para interpretar el número final comenzaron a empujarse unos a otros con tal brío que parte del decorado se rompió.
- Orden, orden, pero bueno ¿qué pasa? preguntó Conejo encolerizado. Habéis echado a perder el trabajo de varios días y de todos los que han colaborado en la puesta en escena. Quedan sólo dos días para Nochebuena, pero si tuviéramos más tiempo os echaría a todos de la obra. Se acabó el ensayo por hoy
.Conejo estaba rabioso, no entendía nada. Pero ¿cómo podían pelearse por una cosa así? Al día siguiente los habitantes se despertaron siendo testigos de un acontecimiento terrible: la nieve había desaparecido y las estrellas de luz se habían apagado. ¿Cómo era posible? Asustados, los animales se congregaron alrededor del Gran Árbol, en busca del sabio consejo del Sr. Búho
.- Queridos habitantes del bosque, el espíritu de la Navidad se ha ido, sentenció Búho
.- ¿Y cómo podemos hacer que vuelva? preguntó asustada la Sra. Ardilla.
- Nos vamos a quedar sin Navidad, se oyó decir a un lobezno
.- Hoy es un día muy triste. La envidia ha desatado unas reacciones negativas en cadena. La nieve se ha derretido, las estrellas han dejado de lucir y la obra de teatro peligra.
Oso estaba escuchando tras un arbusto y tenía miedo a salir porque sabía que era el desencadenante de la situación, pero había que ser valiente y afrontar las consecuencias de los propios actos, así que se decidió a salir.
- Lo siento mucho. Si hay algún culpable, ése soy yo. Me cegó la envidia. ¿Qué puedo hacer para enmendar mi error?
- No, no tienes por qué cargar con las culpas tú sólo, yo también he contribuido con mi mal comportamiento. Si sirve de algo yo también lo siento, se lamentó Castor.
- Si te hace ilusión, te cambio el vestido, me importa más tu amistad que un trozo de tela, exclamó la Sra. Lince dándole un abrazo a la Sra. Pata.
- Mirad, ¡está nevando! gritó con entusiasmo una voz.
- Sí y parece que en el cielo brillan de nuevo las estrellas. ¡El espíritu de la Navidad ha vuelto!, se oyó.
Ese año, la Navidad se vivió con mucha intensidad en el bosque, al fin y al cabo estuvieron a punto de perderla para siempre. Habían aprendido la lección y ahora sabían que la envidia cegaba y tenía unos efectos muy negativos que no se podían controlar. Así que para que no se les olvidara nunca construyeron una gran placa de madera que colgaron del Gran Árbol. En ella se podía leer la siguiente inscripción:
"El tesoro más valioso que posees es la amistad,
cuídalo todos los días y crecerá".
sábado, 13 de diciembre de 2008
13 diciembre Sta Lucía

Despues de ojo sacado ,no vale ¡Santa Lucia!
Por Santa Lucía si sembraras no cogerías
Si hiela en Santa Lucia en primavera habrá buenos dias
Por Santa Lucía vuelve el aceite de oliva
San Marcos llenas los charcos, Santa Rosa los rebosa y Santa Lucía los vacía
Santa Lucía acorta la noche y alarga el día
Formas alternativas:
Formas alternativas:
Santa Lucía, el mas corto de los días
En llegando Santa Lucía , un palmo crece el día
Por Santa Lucía crecen los días la patica de una gallina.
Por Santa Lucía, achica la noche y agranda el día.
Por Santa Lucía, crece el día un paso de gallina; por Navidad, cada necio lo verá.
Por Santa Lucía, la más larga noche y el más corto día.
Por Santa Lucía, mengua la noche y crece el día.
Por Santa Lucía crecen los días la patica de una gallina.
Por Santa Lucía, achica la noche y agranda el día.
Por Santa Lucía, crece el día un paso de gallina; por Navidad, cada necio lo verá.
Por Santa Lucía, la más larga noche y el más corto día.
Por Santa Lucía, mengua la noche y crece el día.
Por Santa Lucía un paso de pulga, por la Epifanía burro quien lo lo aprecia y por San antonio un paso de demonio
viernes, 12 de diciembre de 2008
Un hombre rico

Cuando era chico, la sandía en Minnesota era una exquisitez. Un compañero de mi padre, Bernie, era un próspero mayorista de fruta y verduras que tenía un depósito en St. Paul.
Todos los veranos, cuando llegaban las primeras sandías, Bernie nos llamaba. Papá y yo íbamos al depósito de Bernie y tomábamos posiciones. Nos sentábamos en el borde del muelle, con los pies colgando, y nos inclinábamos, minimizando el volúmen del jugo que estábamos a punto de derramarnos encima. Bernie traía su machete, abría nuestra primera sandía, nos alcanzaba a ambos un gran pedazo y se sentaba junto a nosotros. Entonces enterrábamos la cara en la sandía, comíamos sólo el corazón -la parte más roja, jugosa, firme, libre de semillas y perfecta- y tirábamos el resto.
Bernie era lo que mi padre consideraba un hombre rico. Siempre pensé que se debía a que era un hombre de negocios de mucho éxito. Años después, me dí cuenta de que aquello que mi padre admiraba en la riqueza de Bernie era menos la sustancia que su aplicación. Bernie sabía cuándo dejar de trabajar, reunirse con amigos y comer sólo el corazón de la sandía.
Lo que aprendí de Bernie es que ser rico es un estado de ánimo. Algunos de nosotros, al margen de cuánto dinero tengamos, nunca seremos lo bastante libres como para comer sólo el corazón de la sandía. Otros son ricos sin tener más que un cheque de sueldo por delante.
Si uno no se toma el tiempo para dejar que los pies cuelguen sobre el muelle y disfrutar de los pequeños placeres, su carrera probablemente será abrumadora.
Durante muchos años, me olvidé de esa lección que aprendí de chico en el muelle de carga. Estaba demasiado ocupado haciendo todo el dinero que podía. Bueno, la volví a aprender. Tengo tiempo para alegrarme con los éxitos de los demás y para disfrutar del día. Ése es el corazón de la sandía. He aprendido a arrojar el resto.
¡Por fin soy rico!.
Todos los veranos, cuando llegaban las primeras sandías, Bernie nos llamaba. Papá y yo íbamos al depósito de Bernie y tomábamos posiciones. Nos sentábamos en el borde del muelle, con los pies colgando, y nos inclinábamos, minimizando el volúmen del jugo que estábamos a punto de derramarnos encima. Bernie traía su machete, abría nuestra primera sandía, nos alcanzaba a ambos un gran pedazo y se sentaba junto a nosotros. Entonces enterrábamos la cara en la sandía, comíamos sólo el corazón -la parte más roja, jugosa, firme, libre de semillas y perfecta- y tirábamos el resto.
Bernie era lo que mi padre consideraba un hombre rico. Siempre pensé que se debía a que era un hombre de negocios de mucho éxito. Años después, me dí cuenta de que aquello que mi padre admiraba en la riqueza de Bernie era menos la sustancia que su aplicación. Bernie sabía cuándo dejar de trabajar, reunirse con amigos y comer sólo el corazón de la sandía.
Lo que aprendí de Bernie es que ser rico es un estado de ánimo. Algunos de nosotros, al margen de cuánto dinero tengamos, nunca seremos lo bastante libres como para comer sólo el corazón de la sandía. Otros son ricos sin tener más que un cheque de sueldo por delante.
Si uno no se toma el tiempo para dejar que los pies cuelguen sobre el muelle y disfrutar de los pequeños placeres, su carrera probablemente será abrumadora.
Durante muchos años, me olvidé de esa lección que aprendí de chico en el muelle de carga. Estaba demasiado ocupado haciendo todo el dinero que podía. Bueno, la volví a aprender. Tengo tiempo para alegrarme con los éxitos de los demás y para disfrutar del día. Ése es el corazón de la sandía. He aprendido a arrojar el resto.
¡Por fin soy rico!.
Harvey Mackay
martes, 9 de diciembre de 2008
cuentos para conversar
Cuentos para conversar
Declaración Universal de Derechos Humanos
Adoptada y proclamada por la Asamblea General en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948
Preámbulo
Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana,
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias,
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión,
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones,
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y
Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso,
La Asamblea General
Proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2
Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.
Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
Artículo 11
Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Artículo 13
Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.
Artículo 14
En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 15
Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
Artículo 16
Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 17
Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Artículo 20
Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 21
Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 23
Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.
Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Artículo 26
Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Artículo 27
Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
Artículo 29
Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 30
Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.
Declaración Universal de Derechos Humanos
Adoptada y proclamada por la Asamblea General en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948
Preámbulo
Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana,
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias,
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión,
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones,
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y
Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso,
La Asamblea General
Proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2
Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.
Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
Artículo 11
Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Artículo 13
Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.
Artículo 14
En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 15
Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
Artículo 16
Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 17
Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Artículo 20
Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 21
Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 23
Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.
Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Artículo 26
Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Artículo 27
Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
Artículo 29
Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 30
Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.
La Carta de Eloy (fragmento)
Eloy era un chico espabilado y alegre. Su padre, que tenía un quiosco en la Calle Mayor, le había enseñado a escuchar a los demás, a darse cuenta de sus cualidades... aquello que a menudo nos cuesta tanto.
Eloy solía pasar cada día, al salir de la escuela, por el quiosco de su padre y a menudo se entusiasmaba leyendo algún cuento que le había guardado especialmente para él.
- ¡Mira, éste lo he recibido hoy! - solía decirle.
Y el chico empezaba a hojearlo y a leer con entusiasmo todo lo que su padre le guardaba.
- o -
Pero una tarde, al llegar al quiosco, al chico le sorprendieron los titulares de uno de los periódicos colgado tras los cristales: "AMNISTÍA INTERNACIONAL DENUNCIA LOS ABUSOS DE LOS ESTADOS CONTRAS SUS CIUDADANOS".
Entre curioso y sorprendido continuó con la lectura del artículo que más adelante añadía: "Pilson Kumele permanece encarcelado desde hace ya seis años por haber manifestado públicamente que el Estado debe respetar por igual a blancos y negros... la discriminación racial es inaceptable"
- Pero ¡si está más claro que el agua!- exclamó sorprendido Eloy - ¡esto sí que no lo comprendo!- añadió.
- o -
Al llegar a su casa lo comentó con su madre...
- En la escuela nos habían dicho siempre que todas las personas éramos iguales, con los mismos derechos y obligaciones ¿por qué lo de Kumele?, no entiendo nada...
- ¿No sabes, Eloy - respondió la mujer - que el papel lo aguanta todo?
- ¿Qué quieres decir con eso, mamá?
- Pues que las leyes y los Derechos Humanos aunque estén escritos sobre el papel, en muchos lugares del mundo no se cumplen ¡quién sabe si algún día se cumplirán!... no podemos hacer nada, hijo mío - concluyó diciendo su madre.
- No podemos hacer nada - iba repitiendo Eloy medio decepcionado -. ¿No podemos hacer nada? - se preguntaba sin podérselo creer.
- o -
Al día siguiente lo comentó con su amiga Laura - una compañera de la escuela-. Eloy había conseguido un ejemplar del periódico del día anterior y ahora lo leían los dos con el mayor interés.
- Aquí hay un montón de datos, países... - dijo con vehemencia Laura que leía más rápidamente que nuestro amiguito -. Parece ciencia ficción todo lo que aquí se explica...
En efecto, toda aquella información denunciaba muchas situaciones de ciudadanos perseguido, encarcelados, o maltratados por causa de sus ideas; algunos detalles concretos les hicieron sentir escalofríos. Lo que leían les parecía increíble.
- o -
Olga, la maestra de los chicos, notó que algo pasaba por la mente de Laura y Eloy. No lo pudieron ocultar por más tiempo.
- Me gusta que sintáis inquietud por lo que me acabáis de contar. ¿Por qué no intentáis escribir una carta entre toda la clase al presidente de Sudibangui solicitando la libertad de Kumele? Yo os puedo ayudar, si queréis; Kumele es valiente y un gran hombre que ha defendido los derechos de sus hermanos de raza - concluyó la maestra mientras los niños se iban ilusionando con la propuesta
- ¡Que la escriba Juan, que tiene buena letra! - dijo entusiasmada Laura.
- o -
Al cabo de pocas semanas recibieron una carta con un sello que no habían visto nunca. A un lado se podía leer: República de Sudibangui.
- ¡Qué "chuli"! - exclamaron al mismo tiempo chicos y chicas.
En la carta, unas líneas de gratitud: "Gracias a vuestro gesto y al de muchas otras personas, mi hijo Pilson Kumele ha sido puesto en libertad... mantened viva la antorcha de la esperanza por todo el mundo. Muchas gracias, amigos y amigas". Firmado: Victoria Kumele.
No se lo podían creer, alguien y desde muy lejos, les agradecía aquel pequeño gesto: escribir una carta.
- Lo de la unión hace la fuerza ¿será verdad, no? - comentó Laura orgullosa.
- En efecto, peques - añadió Olga, la maestra - daos cuenta de que vuestra carta por si misma no habría conseguido casi nada, pero ahora ya sabéis que otras personas hicieron lo mismo... es el grano de arena que junto a los demás puede convertirse en una montaña. Lo que habéis hecho es muy importante - añadió con convicción-, muy importante.
[...]
(Texto de Miquel Cañellas i Planas)
Eloy solía pasar cada día, al salir de la escuela, por el quiosco de su padre y a menudo se entusiasmaba leyendo algún cuento que le había guardado especialmente para él.
- ¡Mira, éste lo he recibido hoy! - solía decirle.
Y el chico empezaba a hojearlo y a leer con entusiasmo todo lo que su padre le guardaba.
- o -
Pero una tarde, al llegar al quiosco, al chico le sorprendieron los titulares de uno de los periódicos colgado tras los cristales: "AMNISTÍA INTERNACIONAL DENUNCIA LOS ABUSOS DE LOS ESTADOS CONTRAS SUS CIUDADANOS".
Entre curioso y sorprendido continuó con la lectura del artículo que más adelante añadía: "Pilson Kumele permanece encarcelado desde hace ya seis años por haber manifestado públicamente que el Estado debe respetar por igual a blancos y negros... la discriminación racial es inaceptable"
- Pero ¡si está más claro que el agua!- exclamó sorprendido Eloy - ¡esto sí que no lo comprendo!- añadió.
- o -
Al llegar a su casa lo comentó con su madre...
- En la escuela nos habían dicho siempre que todas las personas éramos iguales, con los mismos derechos y obligaciones ¿por qué lo de Kumele?, no entiendo nada...
- ¿No sabes, Eloy - respondió la mujer - que el papel lo aguanta todo?
- ¿Qué quieres decir con eso, mamá?
- Pues que las leyes y los Derechos Humanos aunque estén escritos sobre el papel, en muchos lugares del mundo no se cumplen ¡quién sabe si algún día se cumplirán!... no podemos hacer nada, hijo mío - concluyó diciendo su madre.
- No podemos hacer nada - iba repitiendo Eloy medio decepcionado -. ¿No podemos hacer nada? - se preguntaba sin podérselo creer.
- o -
Al día siguiente lo comentó con su amiga Laura - una compañera de la escuela-. Eloy había conseguido un ejemplar del periódico del día anterior y ahora lo leían los dos con el mayor interés.
- Aquí hay un montón de datos, países... - dijo con vehemencia Laura que leía más rápidamente que nuestro amiguito -. Parece ciencia ficción todo lo que aquí se explica...
En efecto, toda aquella información denunciaba muchas situaciones de ciudadanos perseguido, encarcelados, o maltratados por causa de sus ideas; algunos detalles concretos les hicieron sentir escalofríos. Lo que leían les parecía increíble.
- o -
Olga, la maestra de los chicos, notó que algo pasaba por la mente de Laura y Eloy. No lo pudieron ocultar por más tiempo.
- Me gusta que sintáis inquietud por lo que me acabáis de contar. ¿Por qué no intentáis escribir una carta entre toda la clase al presidente de Sudibangui solicitando la libertad de Kumele? Yo os puedo ayudar, si queréis; Kumele es valiente y un gran hombre que ha defendido los derechos de sus hermanos de raza - concluyó la maestra mientras los niños se iban ilusionando con la propuesta
- ¡Que la escriba Juan, que tiene buena letra! - dijo entusiasmada Laura.
- o -
Al cabo de pocas semanas recibieron una carta con un sello que no habían visto nunca. A un lado se podía leer: República de Sudibangui.
- ¡Qué "chuli"! - exclamaron al mismo tiempo chicos y chicas.
En la carta, unas líneas de gratitud: "Gracias a vuestro gesto y al de muchas otras personas, mi hijo Pilson Kumele ha sido puesto en libertad... mantened viva la antorcha de la esperanza por todo el mundo. Muchas gracias, amigos y amigas". Firmado: Victoria Kumele.
No se lo podían creer, alguien y desde muy lejos, les agradecía aquel pequeño gesto: escribir una carta.
- Lo de la unión hace la fuerza ¿será verdad, no? - comentó Laura orgullosa.
- En efecto, peques - añadió Olga, la maestra - daos cuenta de que vuestra carta por si misma no habría conseguido casi nada, pero ahora ya sabéis que otras personas hicieron lo mismo... es el grano de arena que junto a los demás puede convertirse en una montaña. Lo que habéis hecho es muy importante - añadió con convicción-, muy importante.
[...]
(Texto de Miquel Cañellas i Planas)
viernes, 5 de diciembre de 2008
jueves, 4 de diciembre de 2008
Txoriak txori
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite.
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite.
martes, 2 de diciembre de 2008
Huesos de liebre

Una noche en el invierno, nevó bastante y sopló el furioso viento. Un lobo estuvo andando lentamente en las dichas situaciones del tiempo; asimismo, tuvo muchísima hambre y sólo pudo salir afuera a buscar algo para comer. Después de caminar mucho tiempo, no hubo encontrado nada y nada. Lo que sintió él no sólo fue el hambre sino también el frío. Así pues, casi no pudo sostenerse
más.
En ese momento, vio, de repente, una casita de madera a lo lejos. Por la ventana, iluminó la luz calentita y el lobo pasó reptando difícilmente. Luego, se cayó delante de la puerta de la casita de madera. Y de hecho, ésta era de la libere. En ese momento, la liebre ya hubo comido la cena, y se sentó descansando en el sillón. En la chimenea que estuvo al lado, se estaba quemando el fuego furioso. Toda la casita se quedó calentita como si hubiera estado en la primavera. ¡Qué cómodo pudo sentirse!
La liebre oyó un ruido de algo que se cayó en el suelo. Se levantó a verlo. Cuando descubrió que fue un lobo, se asustó bastante, y cerró la puerta enseguida. La libre se escondió tras la puerta temblando sin parar. Además, reconoció que este lobo justamente fue el enemigo que había comido a su hijo. Fue una noche muy entrada del verano hace unos años. El hijo de la liebre, cuando durmió, olvidó a cerrar bien la ventana. Entonces, a media noche, el lobo entró en la casita a hurtadillas, y se lo llevó. Cuando la liebre llegó, ya no pudo encontrar ningún vestigio de su hijo. Ahora, el enemigo que mató a su hijo se está acostando fuera de la puerta.
La liebre pensó en su corazón: —Afuera está haciendo el viento sin parar. Además, reconoció que este lobo justamente fuerte y nevando bastante. Así que, con sólo muy poco tiempo, se va a morir congelado. La liebre le agradeció silenciosamente a Dios que le ayudara a vengarse.
Ella caminó hacia la ventana y vio al lobo que estuvo acostado en el suelo y ya se hubo desvanecido. La furiosa nieve estuvo cayendo, sin parar, encima de su cuerpo. Entonces, la liebre se sintió, de repente, un poco apenada. Pero, ella se dijo a sí misma enseguida:
Esta vez fue que el Cielo lo vengó por mí. ¿Cómo podría yo ponerme simpática con él? Entonces, se fue a dormir inmediatamente en la cama. Mientras que, no podía dormirse nada. Siempre estaba preocupada por el lobo que estuvo caído en la nieve. Entonces, volvió a levantarse y llegó al lado de la ventana; se quedó allá viendo hacia fuera. En ese momento, todavía estuvo nevando más y más. Casi habría cubierto todo el cuerpo del lobo. Lo vio la liebre y se sintió muy triste. Al final, no pudo aguantar más, y a continuación, se decidió a abrir la puerta y salió andando a arrastrar al lobo; luego, lo llevó a su casa.
La liebre dejó al lobo dormir en su propia cama. También lo calentó y le hizo comida. Bajo el cuidado delicado de la liebre, poco tiempo después, el lobo se despertó.
—¿Dónde me encuentro? ¡Qué bonito! Y ¡qué calentito!
—Te mareaste y te caíste a la puerta de mi casa. Fui yo que te salvé y te traje aquí.
—Ya tengo mucha hambre.
—Bueno, te he preparado bien la comida. ¡Cómela rápido!
El lobo tenía demasiada hambre. La comida que le dio la liebre, ya se terminó de comer absolutamente en un rato.
—Todavía no estoy lleno. Quiero comer más.
—Como está haciendo tanto frío, no mantengo mucha comida en depósito. Aguántate un rato. Voy a cocinar algo más para ti.
Entonces, la liebre cocinó toda su comida en depósito para el lobo. Sin embargo, éste aún no se sintió nada satisfecho.
—Liebre del buen corazón, me estoy temblando de hambre. Todavía tengo muchas ganas de comer algo más.
—Lo siento bastante. Ya no tengo nada más para ti. Como hace tanto frío, no será muy fácil encontrar más comida.
—Pero, de hecho, todavía tengo muchísima hambre. Pues, la carne de tu cuerpo huele muy rica. Liebre del buen corazón, sé buena gente para siempre. Y déjame comerte.
La liebre se asustó y se fue huyendo inmediatamente. Pero, el lobo saltó a la puerta y la agarró. Se la comió mordiendo cruelmente. Dentro de medio día, en la casita de liebre, además del lobo, sólo se quedaron los huesos de la dicha pobre liebre por todo el suelo.
En ese momento, vio, de repente, una casita de madera a lo lejos. Por la ventana, iluminó la luz calentita y el lobo pasó reptando difícilmente. Luego, se cayó delante de la puerta de la casita de madera. Y de hecho, ésta era de la libere. En ese momento, la liebre ya hubo comido la cena, y se sentó descansando en el sillón. En la chimenea que estuvo al lado, se estaba quemando el fuego furioso. Toda la casita se quedó calentita como si hubiera estado en la primavera. ¡Qué cómodo pudo sentirse!
La liebre oyó un ruido de algo que se cayó en el suelo. Se levantó a verlo. Cuando descubrió que fue un lobo, se asustó bastante, y cerró la puerta enseguida. La libre se escondió tras la puerta temblando sin parar. Además, reconoció que este lobo justamente fue el enemigo que había comido a su hijo. Fue una noche muy entrada del verano hace unos años. El hijo de la liebre, cuando durmió, olvidó a cerrar bien la ventana. Entonces, a media noche, el lobo entró en la casita a hurtadillas, y se lo llevó. Cuando la liebre llegó, ya no pudo encontrar ningún vestigio de su hijo. Ahora, el enemigo que mató a su hijo se está acostando fuera de la puerta.
La liebre pensó en su corazón: —Afuera está haciendo el viento sin parar. Además, reconoció que este lobo justamente fuerte y nevando bastante. Así que, con sólo muy poco tiempo, se va a morir congelado. La liebre le agradeció silenciosamente a Dios que le ayudara a vengarse.
Ella caminó hacia la ventana y vio al lobo que estuvo acostado en el suelo y ya se hubo desvanecido. La furiosa nieve estuvo cayendo, sin parar, encima de su cuerpo. Entonces, la liebre se sintió, de repente, un poco apenada. Pero, ella se dijo a sí misma enseguida:
Esta vez fue que el Cielo lo vengó por mí. ¿Cómo podría yo ponerme simpática con él? Entonces, se fue a dormir inmediatamente en la cama. Mientras que, no podía dormirse nada. Siempre estaba preocupada por el lobo que estuvo caído en la nieve. Entonces, volvió a levantarse y llegó al lado de la ventana; se quedó allá viendo hacia fuera. En ese momento, todavía estuvo nevando más y más. Casi habría cubierto todo el cuerpo del lobo. Lo vio la liebre y se sintió muy triste. Al final, no pudo aguantar más, y a continuación, se decidió a abrir la puerta y salió andando a arrastrar al lobo; luego, lo llevó a su casa.
La liebre dejó al lobo dormir en su propia cama. También lo calentó y le hizo comida. Bajo el cuidado delicado de la liebre, poco tiempo después, el lobo se despertó.
—¿Dónde me encuentro? ¡Qué bonito! Y ¡qué calentito!
—Te mareaste y te caíste a la puerta de mi casa. Fui yo que te salvé y te traje aquí.
—Ya tengo mucha hambre.
—Bueno, te he preparado bien la comida. ¡Cómela rápido!
El lobo tenía demasiada hambre. La comida que le dio la liebre, ya se terminó de comer absolutamente en un rato.
—Todavía no estoy lleno. Quiero comer más.
—Como está haciendo tanto frío, no mantengo mucha comida en depósito. Aguántate un rato. Voy a cocinar algo más para ti.
Entonces, la liebre cocinó toda su comida en depósito para el lobo. Sin embargo, éste aún no se sintió nada satisfecho.
—Liebre del buen corazón, me estoy temblando de hambre. Todavía tengo muchas ganas de comer algo más.
—Lo siento bastante. Ya no tengo nada más para ti. Como hace tanto frío, no será muy fácil encontrar más comida.
—Pero, de hecho, todavía tengo muchísima hambre. Pues, la carne de tu cuerpo huele muy rica. Liebre del buen corazón, sé buena gente para siempre. Y déjame comerte.
La liebre se asustó y se fue huyendo inmediatamente. Pero, el lobo saltó a la puerta y la agarró. Se la comió mordiendo cruelmente. Dentro de medio día, en la casita de liebre, además del lobo, sólo se quedaron los huesos de la dicha pobre liebre por todo el suelo.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Un día fuimos pájaros
Cuenta una antigua leyenda que antaño los Gitanos eran pájaros. Un día, en pleno vuelo sobre la tierra, divisaron un palacio dorado brillando al sol y bajaron para verlo mejor. El palacio estaba habitado por pavos, gallinas y patos que, maravillados por la belleza de los gitanos-pájaros, empezaron a regalarles todo tipo de joyas y golosinas, suplicándoles que no se marcharan. Pronto todos los pájaros estaban cubiertos de cadenas de oro, de pies a cabeza. Tan sólo un pájaro resistió a la tentación de tantas riquezas, incitando a los demás a que retomaran el vuelo. Pero, nadie le escuchó. Entonces, con el corazón pesaroso, se elevó en el aire y se lanzó a las piedras desde lo alto de los cielos. Solamente en ese momento los gitanos-pájaros despertaron de su entorpecimiento y empezaron a batir las alas. Pero el oro los tiraba hacia abajo y no lograban despegar del suelo. Los pavos, las gallinas y los patos cantaron victoria. Mantendrían para siempre aquellos bellos pájaros encerrados en jaulas de oro. De repente, una pequeña pluma roja se deslizó hacia el interior del palacio y aterrizó a los pies de los pájaros. El oro se cayó de sus cuerpos, pero sus alas ya no les obedecían y no lograron levantar vuelo. La pequeña pluma roja, suavemente llevada por el viento, salió del palacio y empezó a errar por los caminos polvorientos. Los gitanos la siguieron y fueron perdiendo sus plumas una por una, transformándose así en humanos. Con cuerpo de hombre y alma de pájaro, se olvidaron para siempre de cómo volar.
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