lunes, 3 de noviembre de 2008

Un circo de verano.

De tardecita, en el patio escuché,

ecos de un redoble de tambor,

miré para todos lados

sólo vi a un caracol.

Acerqué mi cara al suelo:

¡no lo podía creer!

En unos zancos plateados

de barba y vincha,

recorría el césped

un caracol ¡equilibrista!

“Soy de un circo”, me contó,

“que se instaló acá a la vuelta”,

“hay un grillo payador,

chicharras que bailan cumbia,

bichos bolitas enanos

y una hormiga barbuda”.

¡Qué lindo debe ser ese circo!

¿A que hora es la función?

¡No me perdería por nada

ese espectáculo hoy!

¿Cuánto sale la entrada?

“Una miga de pan”, contestó

Yo ya me voy corriendo

¡dale! ¿por qué no venís vos?

es en el árbol del patio,

allá te espero yo,

porque este cuento termina,

ya termina,

¡se acabó!.




Silvia Beatriz Calderon


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